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Feliz navidad y feliz cortejo.

Al entrar al salón los ojos del omega se iluminaron, el lugar estaba repleto de decoraciones navideñas, mesas acomodadas alrededor y un espacio en el centro que cumplía la función de pista, en el centro de este se exhibía un enorme pino navideño con decoraciones verdes y rojas, también había un escenario donde el maestro de ceremonias se localizaba, algunos globos metálicos con forma de copo de nieve colgaban del techo, era casi como en su departamento, eso lo hizo sonreír, además no podía ignorar los villancicos que resonaban por todos lados, dándole el toque 100% navideño.

A lo lejos pudo ver a su hermana en una de las mesas, estaba riendo a carcajadas mientras charlaba con Jiyoung y otros niños que las rodeaban, hace mucho que no la veía reír de la forma en la que lo hacía en ese momento. La alfa pelinegra señaló en su dirección, la niña agitó su mano hacia ellos como saludo, ambos le respondieron sonrientes mientras caminaban para acercarse.

—Feliz noche buena, cachorros —saluda Jiyoung, abraza y besa la mejilla de cada uno—. Y feliz cumpleaños, cielo.

—Gracias —el ojiazul achica sus ojos y le brinda una sonrisa enorme—. ¡Feliz noche buena, Hye! —se inclina y abraza a la menor quien le responde gustosa.

—Feliz cumpleaños, hermanito —besa la mejilla del omega y cuando está por alejarse lo despeina.

—¡No hagas eso! —regaña sin molestia alguna—. ¿Dónde están mis papás? —Jungkook comenzó a acomodar su flequillo y los cabellos que se desordenaron, las mujeres los veían con ternura pues se veían demasiado cómodos el uno con el otro.

—En aquella mesa —la alfa mayor señala unas mesas más al fondo donde estaban Sunhwa y Hyunbin charlando con Hyungwon.

—Voy a verlos, te veré en un rato —se gira para besar los labios de Jungkook y se aleja entre la gente.

—Jim se ve mucho mejor —señala Shinhye.

—Si, está recuperado casi por completo —asiente feliz.

—Más te vale, rizos, más te vale —amenaza con el ceño fruncido pero su rostro cambia al dirigirse a Jiyoung—. Le dices a mamá que fui a jugar, ¿si? —habla con alegría para alejarse girando las ruedas de su silla.

—Se ve más contenta que la vez cuando la conocí —dice el rizado con entusiasmo.

—Si —dice contenta—, es una muy buena chica, Sunhwa y yo tardamos mucho en convencerla de venir.

—Ustedes se hicieron buenas amigas, ¿no? —el ojiverde sonreía, le da gusto que su madre tenga nuevas amistades, antes se enfocaba mucho en ayudar con la empresa y no socializaba demasiado con otras personas.

—¿Qué te digo? —sonríe—, estuve siempre rodeada de solo chicos y ella es una mujer genial —se enoje de hombros descuidada—. Tu padre y Hyunbin ya eran algo como amigos así que... no hubo problemas para la integración familiar —ríe—. ¿Qué tal tú y Jimin?

—Cualquier cosa que yo diga es demasiado poco para describir lo perfecto que es —sonreía, su sonrisa se volvía cada vez más grande y sus ojos tenían un brillo particular que los hacía resaltar.

—Me alegra verte tan feliz, cachorro —asiente contenta—, suena terriblemente mal pero, hay mucho que agradecerle al imbécil que provocó tu accidente —su alfa interior aún gruñe al recordar que su hijo casi muere por culpa de un infeliz alcoholizado que ahora está preso.

—Si y no —pareciera que no puede dejar de sonreír, si Jimin está involucrado en la conversación el alfa siempre tendrá una sonrisa boba dibujada en los labios—. Jimin y yo ya nos conocíamos.

—¿Hablas enserio? —su cara no era de sorpresa si no de intriga—. Sabiendo todas las casualidades que los rodean no lo dudo ni un poco, pero... ¿cómo?

—En una cena navideña —rió—. ¿Recuerdas que hace años organizaron la fiesta al aire libre porque el clima era bueno? —la pelinegra asintió—. Bueno pues resulta que nos conocimos ahí, y estuve algo como flechado por él.

—¿Por eso robaste la foto grupal? —cuestiona entretenida.

—¡No la robe! —niega con ofensa en el rostro—. La tomé prestada para recordar al precioso chico que salía junto a Santa —muestra sus dientes en una sonrisa burlona—, me parecía hermoso y resulta que no me fue indiferente... obviamente éramos niños, pero míranos ahora —emocionado dirige su mirada hacia la mesa donde Jimin se encuentra, el omega está riéndose de algo que su padre ha dicho y cubre su boca usando su manita, el alfa adora cuando sus carcajadas son tan fuertes que hecha el cuerpo hacia atrás y se toca el estómago, pero para ser realistas el alfa adora cualquiera de sus risas y cualquier cosa que tenga que ver con el omega.

—Ustedes definitivamente son almas gemelas, hijo —Jiyoung palmea la rodilla del rizado para llamar su atención—, estoy tan feliz por ti y por él, sé que van a ser muy felices.

—Trataré de hacerlo tanto o más feliz de lo que él me hace feliz a mi —asiente convencido—, ese es mi único propósito —su vista se clavó de nuevo en el menor, no hay duda que ama con toda su alma cada cosa de él, por minúscula que sea, quiere ver cada una de las sonrisas que se dibujen en su rostro, quiere estar con él en cada logro o desacierto que enfrente, quiere ser el ancla que lo mantenga firme cuando sienta que algo no va bien y quiere que Jimin sea la brújula que lo guíe de nuevo a casa cuando sienta que no encuentra el camino correcto, Jimin es definitivamente el amor de su vida y no hay duda alguna de ello.

✧✦✧

La noche avanzaba, todos estaban reunidos en la misma mesa, Hyungwon charlaba de algo con Hyunbin mientras Jiyoung y Sunhwa reían de algo que alguna mencionó, Shinhye estaba divirtiéndose con un grupo de niños que empujaban su silla de un lado para el otro cuidando de no lastimarla, Jimin sonreía al ver a su hermanita tan feliz, Jungkook estaba sentado a su lado olfateando un poco su cuello haciéndolo reír aún más.

—¡Basta! —el omega se quejaba entre carcajadas, no le molesta que Jungkook quiera olerlo, comprende que es por su próximo celo, pero la sensación le provocaba cosquillas además de que lo hace sonrojarse por estar en público.

—Lo siento pero no puedo evitarlo —frunce su nariz un poco y vuelve a olfatearlo—, no es culpa mía que huelas tan bien —susurra cerca del chico y se inclina para abrazarlo por la cintura y enterrar su rostro por completo en el cuello.

—Lobito, basta —se queja nuevamente pero comienza a acariciar su cabello sin tratar de alejarlo, permanecen así por un rato más, Jungkook demasiado entretenido en respirar la vainilla y Jimin vigilando a su hermana e intercambiando palabras de vez en cuando con alguno de sus padres—. ¡Vamos a bailar! —pide cuando comienza una canción que al parecer es de su agrado, palmea la espalda del mayor para que salga de su adormecimiento.

—No quiero, déjame olerte —dice con la voz ronca.

—¡Por favor! —suplica alargando la última vocal, el ojiverde sale de su escondite y se rinde al ver los ojitos azules brillando esperanzados.

—Bien —acepta tomando su mano para ponerse de pie y caminar juntos hacia la pista de baile, la música era bastante ruidosa pero el alfa nunca se caracterizó por ser un aguafiestas o amargado como la mayoría de los de su casta, ambos se movían animados al ritmo de las diferentes canciones que se escuchaban, aunque claro tenían algunos momentos donde debían bajar el ritmo para que el menor no sintiera dolor estomacal o el mayor no se mareara.

—Pedimos que despejen la pista porque los pequeños de la fiesta van a tomarse una fotografía con Santa Claus —se escuchó a través de los altavoces del lugar, los niños que bailaban en la pista saltaron emocionados y los que jugaban en los alrededores corrieron al lugar muy exaltados por acercarse al hombre proveniente del polo norte.

El alfa y el omega veían desde una esquina de la pista, emocionados por la situación, los niños se acomodaban entre ellos para aparecer todos en la postal, Santa estaba en el centro rodeado de niños, a unos lugares de él se encontraba una sonriente Shinhye viendo a la cámara y esperando a que el momento fuera capturado.

—Se está divirtiendo tanto —sus ojos estaban llenos de lágrimas, Jungkook se colocó a su espalda, lo rodeó por la cintura y recargó su barbilla en el hombro del ojiazul—, me alegra tanto verla feliz, todo el tiempo está triste y sin ánimos, ni siquiera lleva amigos a casa porque dice que no puede divertirse sin caminar.

—Pero mira esa sonrisa, seguramente va a darse cuenta de su error y su ánimo mejorará, bebé —aprieta un poco más su abrazo—, será una niña feliz y pronto volverá a caminar —Jimin se giró sin salirse del abrazo para quedar frente a frente con el alfa y poder besar sus labios, fue apenas un toque pero les transmitía millones de sensaciones, la confianza y la esperanza que tenían de que todo lo que preocupaba al menor y por ende al alfa, iba a estar bien

—Espero que si —el omega frotaba su mejilla en el pecho del rizado mientras este lo abrazaba.

—Así será, bebé —de pronto una idea surgió en su mente y se separó del abrazo—. Ven —jaló al menor de la mano para que ambos caminaran a prisa para alcanzar algo que el omega desconocía.

—¿A dónde vamos? —pregunta extrañado.

—Ya verás —caminaron otro poco entre la gente y esquivando a los niños que corrían entretenidos—. Disculpe —habló de nuevo el alfa llamando la atención de alguien que el omega reconoció de inmediato—. ¿Podríamos tomarnos una fotografía con usted? —cuestiona hacia el hombre disfrazado de Santa Claus.

—¡Por supuesto que si, muchacho! —acepta para después soltar su icónica carcajada, Jimin tenía su mano unida a la de Jungkook y veía emocionado la conversación, es claro que el chico ya no cree en que el hombre barbón sea una realidad, pero considera lindo conservar el espíritu navideño, además... ¿quién no quiere una fotografía con Santa?

—¡Vamos bebé, como en los viejos tiempos! —guiña un ojo hacia su omega y este suelta una carcajada—. Solo no te vayas a caer, no queremos que Sunhwa te castigue por mil añitos —se burla haciendo que Jimin se cruce de brazos y frunza el ceño.

—Al menos yo no usaba un feo y aburrido traje a los 13 años —ataca bromista.

—Ese traje te conquistó, no puedes negarlo —le lanza un beso y saca su celular para entregárselo a una señora que iba pasando—. ¿Podría tomarnos una foto? —la mujer asintió—. Gracias —le sonrió para caminar de nuevo hacia el ojiazul y el hombre disfrazado. El alfa quedó de lado izquierdo del padre de la navidad, y Jimin de lado derecho, ambos sonrientes hacia la cámara que la mujer disparó un par de veces.

Jungkook se acercó a la fotógrafa improvisada y está le entregó su dispositivo, en él se observaban las preciosas fotografías, realmente habían recreado la fotografía de once años atrás, sonrió pues su primera navidad con Jimin había quedado registrada y su alfa se sentía pleno al saber que no sería la última, lucharía para que el omega le dé el honor de pasar todas las navidades de su vida con él.

✧✦✧

—¿Estás listo para tu sorpresa? —preguntó el alfa mientras él y Jimin caminaban por el estacionamiento.

Después de tomar la fotografía con Santa, ambos volvieron a bailar por un rato, cenaron deliciosamente en compañía de sus familias y rieron por las bromas que se decían en la mesa, el ambiente fue muy agradable para todos y fue una noche buena memorable, alrededor de las 9 de la noche, el alfa supo que era hora de partir hacia el comienzo de su plan.

—Yo siempre estoy listo para sorpresas —responde animado subiendo a la camioneta.

—Ni siquiera sabes si es una sorpresa buena —responde burlón abrochando el cinturón del menor.

—Tú no harías nada malo, así que sé que será buena —su voz era del todo confiada así que el alfa se sintió muy bien al saber que su precioso chico confía del todo en él.

—Gracias por confiar en mi, precioso —dejó un beso en su mejilla y se dirigió a su propio asiento para comenzar a conducir, respiraba lentamente para mantener la calma, la verdad es que estaba sumamente nervioso, no es una sorpresa muy elaborada pero es algo que considera muy importante y sabe que Jimin también, por eso solo espera que todo salga bien.

—¿Y a dónde vamos? —la emoción era clara en su voz así como en sus ojos, Jungkook giró a verlo por un segundo, el omega lo veía directamente, el alfa regresó su vista al camino y rió.

—Amor, es una sorpresa, obviamente no te lo diré —rió de nuevo—, pero no es un lugar nuevo.

El omega frunció la cara en una mueca pensativa, no se le ocurría un lugar en el que el alfa pudiera prepararle una sorpresa, además estuvo con él todo el día y no veía oportunidad de que hiciera algo a sus espaldas, decidió que era mejor dejar de pensar y esperar a que llegara el momento pero eso no duró mucho tiempo, pues vio que el camino los estaba llevando directamente al hospital, su confusión aumentó.

—¿Qué hacemos aquí? ¿Te sientes mal? —su mente lo llevó a pensar cosas negativas—. Te dije que no debías manejar, Kook —regaña con la voz más triste que molesta.

—Estoy bien —el mayor soltó una risa—, tu sorpresa está ahí dentro —tranquilizó palmeando su rodilla con dulzura y una sonrisa en los labios.

—Bien —suspiró aliviado el menor y desabrochó su cinturón de seguridad. Abrió la puerta y bajó del vehículo para encaminarse al otro lado de éste, donde Jungkook lo esperaba con la mano tendida hacia él para que la tomara.

—Antes que nada debo decir que les debemos un gran favor a tus amigos —sonríe al ver los ojos entrecerrados del omega.

—¡¿Por eso estaban tan extraños esta tarde?! —Jungkook asintió—. Ni siquiera lo supuse, creí que no te agradaban.

—Y no lo hacían, pero los necesitaba así que ahora si lo hacen —había burla en su voz, la verdad es que como ya ha dicho antes los médicos no le desagradan, le caen muy bien pero su lobo no permite que los adopte como amigos dada la cercanía que tienen con su chico, simples celos pero prefiere evitar hacer enojar a Jimin por gruñidos irrazonables hacia ellos. Él rió por lo dicho y ambos comenzaron a caminar hacia el interior del hospital.

Se dirigieron a la sala de descanso, a la misma donde Jimin solía comer en sus ratos libres y donde el alfa lo visitaba para pasar tiempo con él, al abrir la puerta comprendió porqué sus amigos no querían que fuera hacia ese lugar. El par de literas que usualmente se encontraban ahí no estaban por ningún lado, los sofás seguían pegados a las paredes pero había una pequeña mesa alta al fondo de la habitación donde se podía ver una estructura metálica pintada en color dorado, en ella estaba enredada una planta de vainilla y la raíz quedaba a la vista de manera estética para conservar a la planta con vida, esparcidos por la mesa había granos de café que junto con la flor hacían que todo oliera como Jimin.

Había un montón de luces artificiales de color amarillo que iluminaban el lugar, dos filas de rocas trazaban un sendero hacia la mesa de forma que todo se veía rústico pero no desagradable, los ojos del omega se aguaron por un segundo y dirigió su mirada al alfa que se encontraba a su lado.

—Quise traerte al lugar de nuestro primer encuentro, sé que no fue aquí y que tú y yo tuvimos la oportunidad de coincidir tantas veces —suspira mirando al chico—, pero éste hospital es muy importante para ti, representa una parte de tu personalidad y aquí comenzó la parte más importante de nuestra historia juntos —sonríe con unos hoyuelos formándose en su mejilla y Jimin le corresponde porque su sonrisa siempre hará sonreír al otro—. También sé que lo habitual es que sean flores cortadas pero tú odias cuando se marchitan —explica apretando su mano un poco e invitándolo a caminar al interior, el menor obedece y ambos siguen el corto camino de rocas hasta posarse a un lado de la mesa—. La flor de la vainilla florece sólo seis semanas al año y da flores que duran solamente un día —Jimin lo miraba con los ojos llorosos que expresaban adoración, sus mejillas estaban sonrojadas y su cabeza ligeramente ladeada mientras lo escuchaba—. Además debe regarse diariamente para no verla morir... supongo que esa una buena metáfora de la forma en la que debemos cuidar de nuestro amor —toma las manos del omega y lo gira un poco para quedar frente a frente—. Sé que no soy el alfa perfecto, aunque amo cuando tú tratas de hacérmelo creer —ambos se sonríen alegres.

—Si lo eres —susurra el ojiazul como evitando interrumpirlo, Jungkook sonríe más grande al escucharlo.

—Sé que tal vez cometa errores pero espero que sean lo suficientemente pequeños para seguir siendo digno de ti —continúa el ojiverde—. Te prometo que día a día trataré de ser mejor para ti, para que juntos seamos felices, para que nuestro amor florezca y sea más duradero que tan solo un día —besa la frente del menor a quien las lágrimas ya se le deslizaban apresuradas—, haré todo esto y mucho más para asegurar tu bienestar y felicidad porque esa fue mi prioridad desde el instante en que te vi en éste mismo hospital —una de sus manos viajó a la mejilla del ojiazul para limpiarla de lágrimas—. Tú me trajiste de nuevo a la vida para convertirte en mi todo, eres mi ángel, el más precioso ángel que podría pedir.

—¡Oh, ricitos! —exclama con ternura y abraza al mayor por el torso.

—Nuestro comienzo fue tan desafortunado y al mismo tiempo tan precioso, pudimos encontrarnos en otras ocasiones pero la indicada fue ésta, cuando íbamos a salvarnos de distintas formas —acaricia la espalda del omega con dulzura—. Ni tú ni yo creíamos en las almas gemelas pero solo verte me hizo dudar hasta de mi mismo, con el paso de los días, la forma en la que me ayudabas con tan solo estar presente y la forma en la que tú y yo nos complementamos me convenció de lo enamorado que estoy de ti y me hizo saber que eres parte de mi desde hace demasiadas vidas, eres mi destinado.

—Lo somos, si —Jimin asiente desde su abrazo, tenía la mejilla recargada en el pecho del alfa mientras este le brindaba suaves caricias en la espalda, se separó del abrazo y juntaron sus manos de nueva cuenta, uno frente al otro viéndose a los ojos, el verde y el azul reconociéndose, las sonrisas de sus rostros ocultaban lo nerviosos que ambos estaban.

—Nos hemos saltado muchas partes y lo seguiremos haciendo porque podemos hacerlo, somos destinados —se encoje de hombros burlón para restarle importancia y el ojiazul suelta una pequeña risa—. Sé que esta pregunta debió ser primero que todo así que... ¿podrías darme el honor de cortejarte?

—Claro que si, alfa —asiente emocionado y juntan sus labios, como siempre parecían salir fuegos artificiales, sus estómagos parecían un ring donde las mariposas luchaban entre ellas a revoloteos, las manos de Jungkook posadas suavemente en la cintura de Jimin mientras éste tenía sus propias manos en el pecho del alfa.

—Te prometo que voy a demostrarte cuanto te amo durante cada día que dure nuestro cortejo —habla el alfa y de nuevo junta sus labios—. Y si al final consideras que soy digno, te lo demostraré por el resto de nuestras vidas.

Ambos lobos aullaban a la vez, demasiado contentos, sus colas se movían y se olfateaban ante la alegría de su inminente unión, saben que el cortejo es solo un trámite que sus partes humanas siguen por respeto pero saben que el destino los quiere juntos así que todo apunta a que pronto se pertenecerán de manera oficial, en cuerpo y alma. Jungkook infla el pecho orgulloso al saber que pronto, su omega lucirá una marca y Jimin se acurruca contra él emocionado por ello.

—Gracias por esto, es hermoso —dijo el menor para dar besos rápidos a los labios del mayor—. Te amo.

—Y yo a ti, bebé—permanecieron así por un rato más, se veían, se besaban y abrazaban, no había necesidad de decir palabra alguna, sus corazones sabían todo lo que el otro sentía.

Pronto se acercaron las 11 de la noche, así que tomaron la planta de vainilla para salir de ahí con grandes sonrisas en sus rostros y las manos juntas, Jungkook ayudó a que Jimin subiera a la camioneta y le entregó la flor, para ir a su asiento de conductor.

—Me encantó todo —dice sonriente el ojiazul, sus ojos portando orgullosos las lindas arruguitas en los costados.

—Aún no termina, amor —niega—, nos falta un lugar más por visitar —sonríe y mira al frente para comenzar a conducir.

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